ARCO IRIS
A veces,
por supuesto,
usted sonríe,
y no importa lo linda
o lo fea,
lo vieja
o lo joven,
lo mucho
o lo poco
que usted realmente sea.
Sonríe,
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores.
Caducan al instante
sus rostros como máscaras,
sus ojos duros,
frágiles,
como espejos en óvalo,
su boca de morder,
su mentón de capricho,
sus pómulos fragantes,
sus párpados,
su miedo.
Sonríe,
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa,
desnuda,
transparente
y a lo mejor,
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro,
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse,
sin deseperarse,
sin convocar la muerte,
ni sentirse vacía.
Llorar,
sólo llorar.
Entonces su sonrisa,
si todavia existe,
se vuelve un arco iris.
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